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Clase obrera e internacionalismo indígena.

by K. Raveli
Lo que propongo con este texto es una aproximación al tema de las actitudes sociales, en términos de clase, en el marco de procesos de autodeterminación nacional o indígena. A partir de la relación entre los 200 estados oficialmente existentes hoy, y las 5000 naciones reales del planeta (1).
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Clase obrera e internacionalismo indígena.
(Serie 200/5000)

Lo que se entiende tratar aquí es el tema de las actitudes sociales, en términos de clase, en el marco de los procesos de autodeterminación nacional o indígena. A partir de la relación entre los 200 estados oficialmente existentes hoy, y las 5000 naciones reales del planeta (1).
Por supuesto, damos por entendido que el concepto de clase obrera no se refiere a su concepción vulgar de trabajadores, de 'clase trabajadora', una cuestión ya tratada en otras ocasiones (2).
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Por lo tanto, avanzamos estas premisas generales:



El concepto de clase es una categoría elemental que utilizamos para el análisis teórico y político de las contradicciones socio-económicas del capitalismo. Muchas naciones, la mayoría entre las 5000 existentes, no tienen una economía industrial de tipo metropolitano, con sus sectores de trabajadores fijos, intermitentes, subempleados, sindicalizados, etc. pero sus relaciones económicas y de clase, además de culturales, con el sistema global son progresivas e inevitables, por lo que siempre participan de alguna manera de esta relación Capital/trabajo global, característica determinante del desarrollo económico de nuestra época.



Tanto como el capitalismo es un fenómeno mundial orgánico en sus dos formas principales de capitalismo liberista y de estado, así también la clase obrera existe como antagonista general mundial, con intereses globales opuestos a los de la clase oligárquica transnacional: a la explotación del trabajo, a la expropiación del valor creado, a la apropiación por los capitalistas de las riquezas según un modelo extendido e integrado mundialmente. Por eso es CLASE OBRERA MUNDIAL. Mundial en su oposición global al capital, a pesar de manifiestarse materialmente en cada una de sus miles de extensiones nacionales, y políticamente también en el marco institucional de los 200 conglomerados plurinacionales estatales.



El capitalismo se organiza política, legal e institucionalmente, para el dominio y control de la humanidad, principalmente a través de estos 200 estados establecidos, casi todos del tipo ESTADO-NACIÓN, más que ESTADO NACIONAL (3). Las estructuras estatales son la principal herramienta de dominio de las clases capitalistas estatales, nacionales y transnacionales. Por otro lado esta oligarquía global se compone principalmente de tres grandes sectores: los gestores de fondos, los managers de las grandes corporaciones y los grandes propietarios. Con distintas características y definiciones para los capitalismos de estado.
Es decir: tratamos de unos pocos millones de personas que controlan, además de los 200 estados, prácticamente todos los organismos inter/supra/estatales y, naturalmente, los principales sistemas mundiales de elaboración y difusión de la información, de desarrollo científico y tecnológico, de formación, etc. Una minoría propietaria de casi todas las riquezas mientras una persona de cada seis padece hambre en el planeta.



La clase obrera mundial, a pesar de estar dividida y administrada por 200 estados, tiende al contrario a desarrollarse materialmente, culturalmente, en formas de lucha, organización y alianzas en cada marco natural de sus más de cinco mil extensiones nacionales, que corresponden a cada territorio de relación social bioregional (4).
Sin embargo, debido al poder institucional capitalista, resulta todavía enmarcada y controlada oficialmente a nivel estatal. Por ejemplo por sindicatos de servicio capitalista o por diferentes partidos de la vieja izquierda laborista del siglo XX, de clásico corte estatalista, centralista, de nacionalismo institucional estatal. Todavía existen diferentes ideologías pretendidamente anticapitalistas que apoyan las estructuras legales e institucionales históricas del capitalismo.



Cada extensión nacional de la clase obrera mundial, generalmente, está compuesta por sectores muy distintos y de variables relaciones recíprocas. Es decir: existen muchas y diferentes composiciones y relaciones de clase para cada nación o conjunto bioregional. Desde el punto de vista de la composición de clase, en los países metropolitanos se registraba hasta hace poco y en general una dominancia del sector trabajador más o menos fijo; actualmente es la figura del precariado que está emergiendo.
En los países más periféricos, prevalecen a menudo el desempleo y distintas formas de subempleo.
En otros pueden todavía dominar ciertas figuras fordistas del sector trabajador (es más frecuente en el capitalismo de estado con importante desarrollo industrial), mientras que en muchas regiones del llamado Sur siguen presentes importantes sectores obreros campesinos. Luego, según estados, naciones y regiones se registra la incidencia de otros sectores obreros importantes, como los trabajadores autónomos, los mingon chinos, los nanmin japoneses, o distintas formas de subcontratación, de trabajo semi-autónomo y hasta de moderno esclavismo.



Por supuesto, en muchas naciones, sobre todo de África, Amazonia y otras regiones que todavía no padecen colonización industrial masiva, no existe la relación trabajo/capital directa y bajo la clásica forma intensiva e industrial. Hasta siguen desarrollandose figuras sociales de recolectores-cazadores, pequeño campesinado, artesanía tradicional, etc. no enmarcables de manera directa e inmediata en el universo obrero mundial, entre todos aquellos que solo tenemos para vender fuerza trabajo para sobrevivir. Pero, por los demás factores indicados en el marco de la colonización capitalista global del planeta, se encuentran objetivamente, desde un punto de vista social y político inter-nacional, en el mismo lado del movimiento obrero mundial.
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Importancia determinante de la composición de cada clase obrera.

Es fundamental reconocer que, y sobre todo como, cada extensión nacional de la clase mundial tiene su propia composición específica. Es esto justamente lo que nos interesa analizar en profundidad, cuando nos enfrentamos al concepto de clase desde un punto de vista critico y radical materialista, no ideológico o sociológico. Para que, a través de la praxis de lucha, sea posible activar los necesarios movimientos de alianzas y estrategias de liberación de toda la humanidad de las enfermedades propietarias, explotadoras, opresoras, contaminantes y alienantes actuales.
Por ejemplo, en la dirección cada vez más asumida del reparto del trabajo (y empleo, naturalmente) y de la institución general de la renta social de existencia.

Por otro lado, es evidente que, si la actitud de los a veces muy complejos conjuntos obreros de cada extensión nacional es decisiva para avanzar en la contradicción estado/nación, es decir que representa la cuestión crucial a resolver para la lucha propiamente nacional (autodeterminación, liberación nacional, soberanía política, desarrollo cultural bioregional específico, etc.), por el otro lo es también por supuesto de cara a la lucha de clases internacional y global anticapitalista. Es la composición interna de cada clase nacional que determina posibles y necesarias alianzas globales, sea internacionales que interestatales. Es decir: si por un lado estas alianzas son indispensables en cada proceso de autodeterminación, lo son naturalmente también para la superación global del desarrollo capitalista.

Lo que nos lleva a sublevar de nuevo esa cuestión de gran importancia, por lo menos hasta hace poco: la actitud de las denominadas 'izquierdas' con relación a esta problemática. En efecto, desde la involución estalinista de la revolución soviética, con el parón general de la democratización de la federación de las república soviéticas (a partir de los comienzos de los años 20 del siglo pasado), casi todas esas izquierdas han abandonando la concepción nacional de lucha de clases, para asumir, a veces hasta sus últimas consecuencias, la idea de unas clases obreras estatales, supranacionales. Enmarcando todo esto con un presunto internacionalismo obrero. Justamente, hasta el punto de congelar el valor real del término de internacionalismo, de solidaridad y relación inter – nacional de clases, enfocándole desde entonces, de forma ideológica, como puro inter/estatalismo.

Sin embargo, ya afortunadamente desde algunas décadas, hemos podido registrar la fuerza e incidencia progresiva de procesos radicales renovadores contra ese antiguo “internacionalismo obrero o proletario” de inconfundible matriz sistémico conservador.
Es la emergencia de la concepción natural de proletariado nacional originario, y de clase obrera nacional indígena. Lo que explica y permite un mayor y mejor desarrollo de las luchas sociales en muchos países como en el nuestro (Euskal Herria), muy condicionado por ese falso internacionalismo estatalista. Por lo tanto, ahora es posible hablar de una genuina solidaridad inter-nacionalista, en sintonía con las particularidades históricas, culturales, lingüísticas, políticas y bioregionales de todos los contextos bioregionales conectados en el movimiento real.

Las concepciones presuntamente marxistas ortodoxas resultan en realidad casi siempre conservadoras de las reparticiones estatales de poder, y a menudo han mantenido explícitas posturas reaccionarias en este aspecto, contra los intereses objetivos de las clases obreras nacionales.
Es por ejemplo el caso del PCEspañol (e Izquierda Unida), de cara a las luchas de autodeterminación de la península ibérica, con su papel nefasto, reaccionario y de explícito apoyo a la transición neofranquista de ese estado “cárcel de pueblos” llamado España. Lo mismo podemos decir a propósito de la política totalmente conservadora del PCFrancés, gran aliado en muchos casos del colonialismo de París, sea en Europa que en otros continentes.

En cualquier caso, es importante señalar que la concepción internacionalista coherente, que reconoce para todas las naciones de la Tierra –y entonces para sus clases obreras – la necesidad de procesos de autodeterminación específicos, ha sido una de las bases fundamentales de la revolución soviética de 1917, de la estrategia leninista, el acontecimiento anticapitalista más impactante de la historia moderna.
Luego, como todos sabemos, hubo una involución dramática de ese proceso –bastante pronto- también por lo que atañe la cuestión nacional y los movimientos de autodeterminación de las naciones del ex-imperio de los Zares. Una cuestión que, como hemos visto también con el cierre definitivo de la experiencia de la URSS en los años ’80 del siglo pasado, se ha reabierto de forma muy dramática en varias regiones. En el Caucaso, por ejemplo.

Por lo tanto podemos afirmar que existe ahora a nivel mundial una progresiva e indiscutible emergencia de una conciencia de clase nacional, o de una dimensión nacional de la lucha obrera, superior –en sentido ético, cultural y social– al antiguo interestatalismo de las izquierdas. Un inter-estatalismo que como hemos dicho, siempre ha suplantado y a veces combatido el internacionalismo objetivo de clase.
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Sindicatos de servicio y de acompañamiento capitalista de las viejas izquierdas.

Este importante fenómeno mundial no se desarrolla todavía de forma lo suficientemente desplegada, ni teórica ni prácticamente, debido en gran medida a limitaciones, errores y graves estancamientos de muchos organismos políticos, sindicales y culturales presuntamente anticapitalistas.
Permanece por lo tanto una incidencia importante, a veces muy pesada, de la antigua ideología nacionalista (burguesa) del estado-nación, sobre todo en la lucha sindical y parlamentaria de la mayor parte de los estados de regimen parlamentario, donde estas organizaciones quieren hacerse legitimar por las instrituciones burguesas.

Por ejemplo, el mismo sindicalismo mundial ( CES, OIT, etc.) todavía actualmente de gran incidencia en muchos sectores empleados fijos de la clase, por lo menos entre los trabajadores más garantizados (en la industria de tipo fordista y prefordista, por ejemplo) enfoca casi siempre su actividad bajo el nacionalismo estatalista.
Añadido por supuesto a sus tradicionales dosis de laborismo y reformismo, lo que está acarreando muchos obstáculos para una real recomposición y crecimiento obrero de la lucha anticapitalista. Tanto es así, que esta política está favoreciendo la formación de bloques sociales conservadores, cuando no claramente reaccionarios, xenófobos y fascistas, en algunos estados metropolitanos.

Esta descomposición y desorganización es justamente lo que aprovecha ahora el poder transnacional global para intentar salir de la crisis del sistema, haciéndonos pagar a todas las extensiones obreras nacionales la factura de su degradación y agotamiento. Por ejemplo con la implicación directa de grandes formaciones sindicales estatales de la CES en la gestión empresarial (Chrysler, General Motors). Integrando todavía más determinados sectores trabajadores de la clase en lo que podríamos llamar un papel de obreros capitalizados transnacionales. Sobre todo en los estados metropolitanos, donde efectivamente se están consolidando, en conjunción con estas integraciones, esos bloques sociales reaccionarios, xenófobos y en progresivo proceso de fascistización general.

El mayor punto de fuerza del poder económico global se encuentra desde luego en la división y opresión de la mayor parte de las naciones del planeta, visto que los estados, casi todos, están sometidos a su poder. Siendo desde allí donde se determinan las políticas sociales, económicas y culturales que interesan al capitalismo global, en conjunción con las fuerzas sindicales y políticas estatalistas.

Para esto, la superación del modelo opresor 200/5000 (1) para liberar procesos de recomposición social bioregional, es un elemento estratégico obrero fundamental. Por lo que el papel de cada extensión de la clase obrera mundial en cada nación se queda como el factor dominante para la liberación de la condena capitalista de todos los pueblos y de todo el ecosistema.
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(1) Para un enfoque general de la relación 200/5000 véase Indymedia Chiapas: http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=164663

(2) Un debate ilustrativo de las diferentes concepciones de clase puede encontrarse en el texto y en los siguientes 255 comentarios de “Los trabajadores no representan toda la clase obrera!” (2007), donde se critica radicalmente el término de “clase trabajadora”, que homologa obrero a trabajador. (http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=44368 )

(3) La diferencia principal: el ESTADO-NACIÓN se presenta como forma institucional de un territorio donde viven diferentes naciones. Se define justamente estado-nación porque es un estado que se atribuye las prerrogativas del concepto nacional (Francia, España, Gran Bretaña, Argentina, R.P. China, etc) cuando es en realidad, de hecho, plurinacional. Mientras que el ESTADO NACIONAL es la forma estatal que corresponde a una sola nación (Irlanda, Portugal, Lituania, etc.). El tema de la forma estado (o Forma-estado) es el objeto de un próximo texto de esta serie 200/5000.

(4) Este contexto geopolítico el término de bioregional incluye también, naturalmente, todos los aspectos culturales y sociales de las comunidades humanas de un determinado territorio y ecosistema.
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